En el pasado se decía que la peor parte de la miopía era el uso de cristales cada vez más gruesos y la dependencia de las gafas. Ahora sabemos que hay mucho más por lo que preocuparse.

Las gafas normales y las lentes de contacto pueden ayudar a corregir la visión borrosa que resulta de la miopía, pero no frente a la causa subyacente: un globo ocular alargado, lo que significa que la luz de objetos lejanos se focaliza por delante de la retina periférica o lateral y no directamente sobre ella.

Debido a que el ojo crece durante toda la infancia, la miopía se desarrolla generalmente en niños en edad escolar y adolescentes. Cuando la miopía de un niño empeora y el ojo crece excesivamente, aumenta el riesgo de desprendimiento de retina, cataratas, glaucoma e incluso ceguera a largo plazo. Los ojos miopes son más vulnerables a una serie de complicaciones y enfermedades que amenazan la vista, y que podría afectar en el paso del tiempo.

Se ha demostrado clínicamente que la miopía elevada conduce a un aumento medible en el riesgo de enfermedades oculares en el futuro. Enfermedades como la degeneración macular, desprendimiento de retina, cataratas y glaucoma. Las cuales, todas ellas, pueden conducir a la ceguera.

Hasta hace poco, se creía que sólo los casos de miopía severa avanzadas podrían ser relacionados con el desarrollo de enfermedades graves oculares. Sin embargo, estudios recientes confirman un aumento en el riesgo relativo relacionado con la cantidad de miopía. De hecho, los principales investigadores mundiales ahora creen que no importa cuán mínima sea la cantidad de miopía para tener un riesgo asociado. De hecho, los estudios revelan ahora incluso que pacientes levemente miopes (por debajo de -3.00 D.) tienen un riesgo cuatro veces mayor de desprendimiento de retina en comparación con los pacientes no miopes. Para aquellos con moderada a alta miopía, el riesgo aumenta 10 veces. En un estudio reciente, los autores llegaron a la conclusión de que más del 50 por ciento de los desprendimientos de retina, no causadas por trauma, son atribuibles a la forma y tamaño del ojo miope.

La miopía es una condición que hace que los objetos distantes se vean borrosos. Los estudios recientes muestran que la miopía se ha incrementado en un 66% en tan sólo una sola generación, poniendo la vista de los niños en situación de riesgo a largo plazo.

Como padres, es alarmante ver como la visión de nuestros hijos se deteriora cada año. Los padres miopes temen de hecho que es sólo una cuestión de tiempo antes de que sus hijos también necesiten una corrección. Sin embargo, el número y la cantidad de miopía está aumentando de manera tan significativa que los investigadores creen que hay otros factores que contribuyen más allá de la genética.

En el pasado se decía que la peor parte de la miopía era el uso de cristales cada vez más gruesos y la dependencia de las gafas. Ahora sabemos que hay mucho más por lo que preocuparse.

Las gafas normales y las lentes de contacto pueden ayudar a corregir la visión borrosa que resulta de la miopía, pero no frente a la causa subyacente: un globo ocular alargado, lo que significa que la luz de objetos lejanos se focaliza por delante de la retina periférica o lateral y no directamente sobre ella.

Debido a que el ojo crece durante toda la infancia, la miopía se desarrolla generalmente en niños en edad escolar y adolescentes. Cuando la miopía de un niño empeora y el ojo crece excesivamente, aumenta el riesgo de desprendimiento de retina, cataratas, glaucoma e incluso ceguera a largo plazo. Los ojos miopes son más vulnerables a una serie de complicaciones y enfermedades que amenazan la vista, y que podría afectar en el paso del tiempo.

Se ha demostrado clínicamente que la miopía elevada conduce a un aumento medible en el riesgo de enfermedades oculares en el futuro. Enfermedades como la degeneración macular, desprendimiento de retina, cataratas y glaucoma. Las cuales, todas ellas, pueden conducir a la ceguera.